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desde Cumaná

domingo, 6 de febrero de 2011



Pare de Sufrir
Es mejor medir el bienestar de los pueblos con objetivos que con adjetivos Por: Luis Britto García


Fijó la ONU los Objetivos de Desarrollo del Milenio, metas concretas y cuantificables a ser cumplidas antes del 2015. Para 2008 Venezuela había superado seis de ellas. Verifiquemos.

Erradicar la pobreza extrema y el hambre. El Producto Interno Bruto de nuestro país (PIB) para 1998 era el equivalente de 42.066.487.000 bolívares actuales; para 2009 casi se duplica en 56.022.729.000. No ocurre por azar: contribuyen la lucha contra la privatización de Petróleos de Venezuela S.A., y una firme política de defensa de los precios en la Opep. Más importante que el monto es la aplicación. Para 1988 se destinaba sólo 8,4% del PIB para el gasto social; en 2008 se le dedica 18,8%. Entre 2004 y 2010, Pdvsa aporta en forma directa 61.369 millones de dólares al desarrollo social. Gracias en parte a ello la pobreza extrema baja de 42,5% en 1995 a 9,4% en 2007, y la relativa de 50,4% a 33,7%. El Índice de Gini de desigualdad en ingresos de los hogares desciende de 0,4865 en 1998 a 0,3928; ello nos revela como el país con menor desigualdad en la América Latina capitalista. El Índice de Desarrollo Humano de Naciones Unidas, que en 1998 nos situaba en 0,691, para 2007 nos eleva al Rango Alto de Desarrollo Humano con 0,878.

Para 1998, cada venezolano consumía 400,56 kilos de alimentos al año; para 2009, consume 499,76, un quinto más. Para 1998, disponía de un promedio de 2.202 calorías diarias; para 2009, de 2.790, superando ampliamente el promedio de 2.200 calorías que se consume en África, Asia y América Latina.

La tasa de desocupación se situaba en 11% en 1998, y desciende a 7,5% en 2009. El salario mínimo a partir de 100 en 1998 casi se decuplica en 1.224 hasta 2010, y con el añadido de cesta ticket alcanza a 2.199, magnitud superior al valor de la Canasta Alimentaria Normativa, que se sitúa en 1.270. A pesar de la persistente inflación, estos incrementos son resonantes triunfos contra la pobreza.

Lograr la enseñanza primaria universal. A fines del siglo XX, se proyectaba una privatización de la enseñanza que la hubiera hecho inaccesible a la mayoría de los venezolanos. Pero el gasto educativo saltó de menos de 3% del PIB en esos tiempos, a 5,4% en 2000 y a 6,3% en 2008. Gracias a la Misión Robinson, Venezuela alfabetiza 1.678.671 personas para 2009 y erradica el analfabetismo. En 1990, sólo 39,96% de los niños asistían al preescolar; en 2008 concurre más del doble, 84,8%. Para 1998-1999, sólo 53,41% de los niños en edad escolar asistía a la educación inicial pública; para 2008, lo hace 84,8%. No sólo se les garantiza la educación gratuita: ese año, unos 4.055.135 alumnos del sistema de Educación Básica son atendidos por el Programa de Alimentación Escolar, un incremento de casi el doble desde 1999. En 1988 sólo 18% de los jóvenes estaban matriculados en el sistema educativo, para 2008 es estaba 42,37%. En la última década, el Gobierno ha creado 15 nuevas universidades; la matrícula universitaria se duplicó de 894.418 educandos en 2000 a 2.109.331 en 2009. En Venezuela estudian 9.329.703 personas: uno de cada tres venezolanos; la inmensa mayoría de los establecimientos en todos los niveles son públicos y por tanto gratuitos; el acceso a la educación está universalmente garantizado.

Promover la igualdad entre los géneros y la autonomía de la mujer. Entre 1990 y 1998 el promedio de alumnas en el sistema educativo llegaba a 31,25%, para 1996-1998 saltó a 47,56%. Cursan educación superior más mujeres que hombres. De los cinco poderes del Estado, cuatro han estado dirigidos por mujeres; en la Asamblea Nacional la representación femenina creció de 10% a 16,5%. Aproximadamente 60% de la participación en consejos comunales y misiones es femenino; esta tendencia es progresiva e indetenible.