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desde Cumaná

martes, 19 de abril de 2011

Miranda lideró fiesta el 19 de Abril de 1811

Francisco de Miranda fue el hombre clave en la celebración del movimiento que se gestó el 19 de Abril de 1810. Con un Congreso recién creado, una indecisión latente entre monarquía e independencia y el regreso a Caracas de los hermanos Ribas, el pueblo comenzaba a despertar de un letargo de trescientos años, por lo que fue capaz de realizar una larga marcha por las calles de esta capital en 1811, ondeando banderas amarillas y escuchando arengas y discursos.

La Sociedad Patriótica fue la organizadora de todo este evento. Allí estaba la juventud que clamaba por independencia bajo las exclamaciones del hijo del canario comerciante que había llegado hacía apenas cuatro meses de un exilio casi obligado que lo llevó a ser partícipe en la Revolución Francesa, en la guerra de los Estados Unidos por su liberación y que había intentado ingresar al país para despojársela a España en 1806.

La clase de los pardos, los indígenas y aun los esclavos, se plegaron a las prédicas de igualdad que en ese año invadían todo el ambiente americano. España estaba herida con la invasión de los franceses, Fernando VII, su monarca, estaba preso y los gobiernos de sus naciones de ultramar no reconocían a la Junta de la Regencia, la cual se había abrogado el derecho de gobernar en estas provincias.

La nación estaba dividida entre quienes deseaban la libertad total y quienes prodigaban el mandato del rey Fernando. Miranda encabeza a quienes clamaban por la libertad. Se reunían de 8 a 11 cada noche en una casa situada más abajo de la esquina de Las Gradillas, donde en las ventanas se concentraban todo tipo de ciudadanos para escuchar a los tribunos quienes exigían mayor decisión del Congreso.

La celebración del 19 de Abril fue propicia para que los indígenas se vistieran con cintas multicolores y los jóvenes del mantuanismo se unieran con los pardos dirigidos por Fernando Galindo para concentrarse en las inmediaciones de la Plaza Mayor y proseguir con una caminata, que de cuando en cuando se detenía para escuchar a Antonio Muñoz Tébar, a Miranda, probablemente a Bolívar y a José Félix Ribas, quienes, como miembros de esa sociedad, debían acompañar a los manifestantes.

Luego de la marcha y los discursos regresaron a la sede de la Sociedad Patriótica y allí, en presencia de Joaquina Sánchez, esposa de José María España, develaron un cuadro con la figura de Manuel Gual (acompañado de su esposa), quien fue ahorcado años antes por pretender liberar a Venezuela.

A la salida de esta sesión, muchos ciudadanos se reunieron para quemar el retrato del rey y muchos de los símbolos que representaban el poderío español. Había llegado la noche y la Plaza Mayor había sido totalmente iluminada, al igual que las casas de los alrededores.

Los edificios públicos también ostentaban iluminaciones extraordinarias que permitían el brillo de las escarpelas portadas por los patriotas en sus sombreros y sacos, así como las plumas y las cintas en los indígenas que los acompañaban. Teatros ambulantes representaban sátiras en contra de la monarquía y el público se divertía.

Días después, mucha gente recordaba el discurso pronunciado por Muñoz Tébar, en el cual dijo: “Hoy es el natalicio de la revolución. Termina un año perdido en sueños de amor por el esclavo de Bonaparte. ¡Que principie ya el año de la independencia y de la libertad! ¡Confederación de estados o gobierno central! ¡Una asamblea o muchas! ¡Por todo podemos comenzar como comencemos por la independencia!”.