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desde Cumaná

miércoles, 14 de abril de 2010

La televisión venezolana no es apta para consumo humano



El mensaje de los medios en 2002 fue, unánimemente, golpista

Luis Britto García: "La televisión venezolana no es apta para el consumo humano" A 8 años del golpe de Estado del 11 de Abril, el 'escritor rebelde' volvió, una vez más, a mostrar su inconformidad con la conducta de los grandes medios de comunicación privados, y reiteró que la ruptura del hilo constitucional, en 2002, tuvo una "preparación mediática evidente". El intelectual instó a las autoridades públicas a preservar la calidad del mensaje audiovisual que recibimos los venezolanos y venezolanas Nerliny Carucí * 14 de abril de 2010 Luis Britto García condenó la actuación golpista de los grandes medios de comunicación, en 2002
Foto: Marcelo GarcíaDesde el año 2001, Venezuela comenzaría a recibir las ‘vacunas’ que abonaron el terreno para el golpe de Estado de abril de 2002. A través de una campaña de mentiras contra las instituciones del Estado, y de difamación contra el presidente de la República, Hugo Chávez, se desató una conspiración, jamás vista, que terminó con la sangre, la muerte y las lágrimas de decenas de venezolanos y venezolanas.

Es imposible comprender estos acontecimientos sin mencionar la responsabilidad de los grandes medios de comunicación en el peligroso agujero de odio, violencia y descontrol, al cual fue arrastrada la opinión pública manipulada.

Luego de 8 años, el emblemático escritor venezolano Luis Britto García(1) compartió con el equipo del Aló, Presidente unas reflexiones de lo que, para él, fue “una preparación larga, pública y obvia de un golpe de Estado”.

¿Cuáles fueron las causas del Golpe de abril de 2002?
El golpe de Estado del año 2002, se genera desde la propia victoria electoral del presidente Chávez y desde la victoria en la Constituyente. La oligarquía se negó a aceptar la voluntad democrática. No quiso obedecer las 49 leyes habilitantes que contenían reformas –moderadas-, no quiso aceptar que Hugo Chávez Frías era el mandatario electo por la inmensa mayoría popular; y entonces, desde luego, eso era para ellos lo que llamaban, eufemísticamente, un “gobierno de transición”. Vale decir: había que acabar, a como diera lugar, con el gobierno legítimo, y montar otro gobierno que sería la dictadura de ellos. Ese plan, yo creo que, estuvo presente desde que Chávez ganó las elecciones y cada vez se fue afirmando, con mayor claridad. En los primeros días de diciembre de 2001, Fedecámaras ya lanzaba una especie de cierre patronal, de ensayo, que incluía un cierre de Petróleos de Venezuela y una supuesta convocatoria popular acompañada de un llamamiento a los militares. En los primeros meses de 2002, hay una serie de pronunciamientos militares que son tomados por los medios de comunicación como la expresión de la voluntad del ejército; es decir, fue un escenario que se fue montando durante un largo período (casi seis meses). Bueno, yo diría que se fue montando mucho antes. Continuamente, los medios de comunicación martillaban la idea de un gobierno de transición, como si el Gobierno -legítimamente constituido- no existía o no había que obedecerle. Hubo esa preparación larguísima, pública y obvia.

Si fue tan obvia, ¿por qué se dio el Golpe? Era como la pesadilla de un Golpe anunciado.
Para mí, es inexplicable que ocurriera el Golpe porque hubo todos los anuncios; al extremo de que, cuando Fedecámaras lanzó el cierre patronal, que intentaba llamar a paro, José Vicente Rangel dijo: “Este paro es insurreccional” y apareció en todos los medios de prensa. Yo saqué varios artículos antes, diciendo: “Esto es enteramente golpista e insurreccional”. Los periódicos (yo he hecho análisis de prensa), abiertamente, estaban llamando al paro y la deposición del Presidente.

¿Cree que hubo ingenuidad política por parte del Presidente? O, ¿lo que el mismo Presidente dijo, en el año 2007, que tenía la vana ilusión de que, en algún momento, lo reconocieran los líderes de la Oposición?
Posiblemente, porque no hay otra explicación para el hecho de que a Chávez lo atraparon, casi por sorpresa, en Miraflores -que es el sitio más vulnerable de todo el país-. Un Presidente que está amenazado puede buscar varios sitios donde esté protegido por las fuerzas leales al Gobierno. Entonces, verdaderamente para mí, fue una sorpresa. Las señales de alarma eran obvias, claras; evidentes los pronunciamientos golpistas. El mensaje de los medios (yo he analizado eso en mis libros) era, unánimemente, golpista. Y, sobre todo, el día anterior y el propio día del Golpe, aparece en El Nacional, -¡imagínate tú!- el embajador de Estado Unidos, [Charles] Shapiro, diciendo que el Gobierno estaba fuera de la Carta de Democrática de la OEA [Organización de Estados Americanos]. ¡El embajador de Estados Unidos estaba legitimando el Golpe que iba a ocurrir! El periódico The Daily Journal titulaba: “La agonía golpea al gobierno” y El Nacional: “La batalla final será en Miraflores”. ¡Por Dios! Mira, en esas pocas horas, el Presidente hubiera podido -aunque no hubiera tomado más previsiones- mudarse a un sitio donde hubiesen estado unas guarniciones leales, y transmitir desde allí.
Por otro lado, ¡fíjate tú, cómo se cortó la señal del canal 8 y se atrapó al Gobierno con equipos de emisión de mensajes inferiores! Verdaderamente, a mí me parece que hubo una imprevisión grave. El Gobierno no tomó en serio las señales de amenaza que le estaba dirigiendo la Oposición. Y por parte de la Oposición también, que se envaneció, se ensoberbeció, y no contó con el pueblo.

Estamos de acuerdo. ¡Oiga!, y a ocho años, ¿cree que ya haya suficiente madurez política en la Revolución?
Sí. Hay un nivel de madurez en el pueblo que es mucho mayor al de esa época. Pero, la Oposición, lamentablemente, en gran parte, sigue con esa vana ilusión de que un Golpe mágico que den unos militares o una invasión de paramilitares, que los va a llevar a ellos en las manos hasta Miraflores y les van a regalar el poder. Pero esas fuerzas no regalan el poder así de fácil…

¿Y cuál es la responsabilidad de los medios de comunicación?
Los medios de comunicación siguen llamando a matar al Presidente; siguen haciendo acusaciones absurdas contra el Gobierno Bolivariano; siguen metidos en una conspiración internacional de deslegitimación, cuyo objetivo es, EXACTAMENTE, el mismo: tratar de que fuerzas armadas, bien internas o bien externas, actúen violentamente en Venezuela contra el gobierno legítimo. Eso es, exactamente, el mismo cuento.

¿Considera que ha hecho falta carácter para poner esos límites que decía el Libertador Simón Bolívar a la libertad de expresión que, en algunos casos, se usa para ofender, para vilipendiar, para desacreditar a los otros?
Mira, lo cierto es que, la política del Gobierno de libertad extrema, ha resultado sorprendente. ¡Fíjate tú!, por ejemplo, todo el teletón de la Plaza Altamira. No se tomó ni una sola medida contra eso y eso se desmoronó, se desvaneció. Contra el llamado paro, tampoco se tomó ni una sola medida, y también se desvaneció por sí solo. Esas mismas actitudes extremas no han llevado al éxito y han terminado como en el vacío.
Sí hay que señalar que, Venezuela usando su potestad soberana, no renovó una concesión a una planta televisora y que, por problemas internos, otra planta televisora parece que depuso a uno de sus dirigentes más frenéticamente partidario del golpismo. Eso varía el panorama -¡fíjate!-, sin que el Gobierno haya tomado una sola medida de represión. Sin embargo, hay que señalar nuestras leyes, ni siquiera las del bolivarianismo, las leyes de la IV República sancionan el vilipendio, la difamación, la injuria, la calumnia, el difundir falsas noticias que puedan causar pánico o terror; el llamamiento a la sublevación, a la subversión y al desconocimiento del Gobierno legítimo; el descrédito. Todo eso está en el código penal de la IV República.

Pero eso, como que no se aplica, ¿no?
Bueno, yo creo que ésa es la tarea del ciudadano Fiscal General de la República. Es decir, y no te digo que deba aplicar contra el Gobierno; yo digo que, si se instiga, por ejemplo, a que se mate al último recogelatas que está en las calles, ¡ese ciudadano tiene derecho a la vida! Toda persona tiene derecho a que los medios de comunicación no inciten a su asesinato. Son normas simples que se deben respetar. El Ministerio de Comunicación e Información debería tomar cartas en el asunto, no sólo en lo político, sino en cuanto a la preservación del mensaje audiovisual que recibimos los venezolanos.

En el caso de Venevisión, por ejemplo, que ahora está haciendo una campaña de que su noticiero es El Imparcial, y aparecen personas del Psuv, que se supone que son “socialistas”, diciendo que este canal está siendo bastante equilibrado en el tratamiento de las informaciones, incluso que tiene una alta programación cultural. ¿Qué le parece?
Bueno, la verdad es que no sé. Te voy a confesar algo: yo tengo cinco meses que no veo la televisión, porque la televisión venezolana no es apta para el consumo humano, porque no cumple con las leyes. Yo dependo de un aparato de televisión por suscripción. La violación de las leyes y el producto que transmite, lleno de inserciones, interferencias, intervenciones. Es tan pobre que, simplemente, no tuve paciencia; interrumpí eso. De modo que, no tengo idea, y posiblemente muchos ciudadanos estarán haciendo lo mismo que yo. Si las autoridades públicas no cuidan de que la televisión venezolana sea apta para el consumo humano, dejarán de verla. Y mira me da pena, me da tristeza, porque es importante la infinidad de cosas que me pierdo; pero, yo no tengo por qué ser televidente de una cosa que viola todas las leyes y que no tiene el menor patrón de calidad. En Venezuela, se difunde la peor televisión del mundo, en cuanto a acoso y agresión contra el televidente. Lamentablemente, no sé qué pasa; si están equilibrados, o si no lo están. Yo dejé de ver eso y, cuando se cumplan las leyes, volveré a ver las televisoras nacionales.

* ncaruci@minci.gob.ve


(1) Considerado el ‘escritor rebelde’ o el intelectual venezolano de la izquierda, Luis Britto García, además de ser un excelente escritor, es dramaturgo, historiador y profesor universitario. Su obra de ficción, formalmente experimental, elabora una crítica de la situación política y social de su país (Rajatabla, 1970; Abrapalabra, 1980; La orgía imaginaria, 1983). También se ha dedicado al ensayo, entre cuyos títulos se pueden mencionar: El imperio contracultural: del rock a la posmodernidad (1991); ¿Por qué fracasan los medios? Una historia repetida. El mensaje dirigido contra el pueblo jamás llegará a movilizarlo (2007); Qué se decide en Venezuela (2007); América Nuestra: Integración y Revolución (2008). Premio Casa de las Américas en 1970 y premio nacional de literatura en 1980.